Popularidad de Santos cae a mínimo histórico en medio de nuevos retos
Escándalos de corrupción, deterioro de condiciones económicas y los diálogos de paz con las FARC afectan negativamente la imagen del mandatario colombiano.
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El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, enfrenta retos inesperados como consecuencia de una serie de eventos recientes que van desde el deterioro del clima económico a revelaciones de nuevos escándalos de corrupción.
La situación ha hecho mella en sus índices de aprobación que ha alcanzado nuevos mínimos a finales del mes de febrero. Su posición se puede incluso erosionar un poco más este año antes de que mejore, aunque podría no generar daños en la estabilidad política o la gobernabilidad.
Un sondeo de opinión pública llevada a cabo por la encuestadora internacional Gallup, en la segunda mitad de febrero, ubicó la aprobación de Santos en 24%, el índice más bajo desde Agosto de 2013 (cuando era 25%) e incluso peor que en Diciembre de 2015 (42%). La tendencia está estrechamente relacionada con el pesimismo de la población, que se reflejó en 74% de los encuestados quienes dijeron a Gallup que consideraban que la situación del país ha venido empeorando. Por otra parte, un sondeo de confianza conducido en enero por el grupo de expertos, Fedesarrollo, reveló que la seguridad de los consumidores ha caído a un mínimo en 14 años.
Depresión económica afecta la confianza
El pesimismo está relacionado a diversos factores pero principalmente al deterioro de las condiciones económicas.
Cerca del 85% de los encuestados por Gallup creen que la economía se está debilitando, una percepción impulsada por el aumento de la inflación (que con 7,6% en febrero se ha prácticamente duplicado en los últimos 12 meses), el desempleo (11,9% en enero) y la pobreza (a pesar de las recientes cifras oficiales que muestran quela taza de pobreza se redujo el año anterior).
Se espera que el crecimiento económico se retrase aún más este año. The Economist Intelligence Unit pronostica una tasa de 2,5%, frente a una estimación de 2,9% el año pasado.
La percepción pública de corrupción también está empeorando con 84% de los encuestados que consideran que el problema está creciendo. Esto refleja los recientes escándalos que involucran a altos funcionarios públicos cercanos a Santos, incluyendo al director de la Policía Nacional (obligado a renunciar a mediados de febrero debido a las acusaciones de vínculos con una red de prostitución masculina) y el ministro de minas y energía (quien renuncio el 7 de marzo, en parte por acusaciones de comportamiento no ético).
La divulgación de contratos importantes y/o superfluos otorgados por la Oficina de la Presidencia también ha alimentado la sensación de que la corrupción abunda.
Además, el prestigio de Santos se ha visto afectado por la impresión de que es errático y muy conciliador en las negociaciones de paz que se adelantan con el grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Cerca de dos tercios de la población creen que los diálogos han tomado un curso negativo dejando a muchos consternados por la posibilidad de un tratamiento menos severo para antiguos miembros rebeldes por sus violaciones a derechos humanos y otros abusos.
Tendencia no cambiaría
Las perspectivas a corto plazo para la popularidad del presidente son sombrías. Las preocupaciones de los encuestados sobre la economía no se aplacarán rápidamente, debido a que el impacto de la caída de los precios del petróleo continuará afectando en los próximos meses el gasto fiscal, la inversión y la producción de petróleo.
Además, las críticas sobre la administración podrían crecer, debido a la inminente probabilidad de racionamientos eléctricos las próximas semanas (debido a las condiciones de sequía provocadas por el fenómeno climático de El Niño que ha afectado negativamente a las fuentes de energía hidroeléctrica). Santos anunció, recientemente, una serie de medidas de conservación de energía para evitar esto pero algunos restricciones podrían ser inevitables.
El presidente puede estar apostando a que alcanzar un acuerdo de paz con las FARC, en un futuro próximo, refuerce su posición y ha estado presionando para tratar de cumplir la meta de firmar el pacto el 23 de marzo, tal y como se había anunciado. Con sólo unas semanas de por medio, pareciera poco probable que las conversaciones concluirán para ese momento debido a que persiste algo de discordia en torno a los temas pendientes en la agenda de negociación. Sin embargo, nuestro pronóstico de base es que, a pesar del riesgo de retrasos, se firmará un acuerdo de paz en 2016.